Agua que sobra, agua que falta
En el Día Mundial del Agua, recordamos la centralidad del papel de este recurso en el contexto del cambio climático y la adaptación
Publicado en 21 Mar 2025
Escrito por Marussia Whately
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Una forma simple de definir la mayoría de los eventos climáticos extremos podría reducirse a las dos puntualizaciones del título de este artículo. Basta pensar en sequías prolongadas y consecuencias como problemas de abastecimiento, manantiales secos y ríos donde se puede caminar sobre su lecho. En el otro extremo, tenemos tormentas intensas que resultan en ríos desbordados, inundaciones generalizadas y ciudades inundadas. Estas ocurrencias han sido mucho más frecuentes a lo largo de los años.
En este contexto, 7 de cada 10 decretos de situación de emergencia municipales en los últimos 11 años ocurrieron por desastres que se generaron por causa del agua. Ello, conforme la Confederación Nacional de Municipios (con datos de la Defensa Civil de municipios, estados y de la Unión). El promedio anual de decretos de emergencias por sequía y lluvias entre 2020 y 2023 fue 40% mayor que en el período anterior (2016 a 2019).
De acuerdo con datos del Sinisa (Sistema Nacional de Información sobre el Saneamiento), divulgados a mediados de marzo, fueron identificados 30.575 ocurrencias de eventos hidrológicos impactantes en el país solo en 2023 (estos incluyen aluviones, anegamientos e inundaciones). Según el estudio, más de 2,2 millones de hogares en el país están sujetos a inundaciones.
Si el agua es central en el contexto del cambio climático, las estructuras que la captan, canalizan, tratan, distribuyen y drenan consecuentemente también lo son. Por eso, es fundamental incluir el saneamiento básico (agua, cloacas, manejo de residuos sólidos y drenaje urbano) en las conversaciones sobre el cambio climático.
El Día Mundial del Aagua (22 de marzo) es una oportunidad para comprender cómo el saneamiento de las ciudades brasileñas no está preparado para enfrentar el contexto actual de eventos más violentos y recurrentes. En todo el país, el poder público necesita despertar a esta nueva normalidad. Ocurren desastres naturales de efectos impredecibles, pero uno no debe lidiar con ellos solo con medidas de emergencia. Es necesario estar preparados, adaptados para un mundo donde estos eventos serán cada vez más frecuentes.
En todo el mundo, enfoques y estrategias de adaptación que implican prevenir eventos extremos nos presentan ideas y posibilidades que hacen ciudades más maleables y receptivas a las aguas, capaces de recibir un evento de impacto y rápidamente volver a su forma original, sin que haya un rastro de destrucción y muerte después que el temporal pasa.
Está colocado ahí el concepto de resiliencia, algo que necesita ser aplicado con urgencia en nuestros espacios urbanos, como defiende la reciente publicación del IAS, "Adaptación y Saneamiento – Por un sector resiliente al cambio climático"..
En China, se multiplican las ciudades esponja, capaces de absorber más las aguas pluviales. Para el arquitecto chino Kongjian Yu, de la Universidad de Pekín, "las inundaciones no son enemigas y podemos ser amigos de ellas usando sabiduría ancestral". Desde Nueva York, el plan de adaptación climática lanzado en 2007 exige que cada residente tenga al menos un parque o área verde a una distancia de, como máximo, diez minutos de caminata.
La gestión inteligente del agua ayuda a prepararse para los períodos de escasez. En Tokio, Japón, un extenso control de 27.000 kilómetros de tuberías logró reducir la pérdida de agua de hasta un 20% en promedio a menos del 3%. En Madrid, España, un sistema de monitoreo de sequías, disponible online para la población, ayuda a preparar y poner en marcha las medidas necesarias.
Los ejemplos por el mundo nos enseñan que existen soluciones posibles, pero para que sucedan de hecho es necesario construir voluntad política y priorizar el saneamiento como estructurante en la adaptación de las ciudades. Vale recordar que el plan Clima Adaptação (Clima Adaptación), del gobierno federal, está en consulta pública, siendo una oportunidad para reforzar el saneamiento en las estrategias que vengan a ser diseñadas.
La hora es ahora para que se fomenten ideas y soluciones creativas para que el saneamiento de las ciudades esté a la altura del desafío. No se trata de reinventar la pólvora, sino de comprender y respetar los muchos flujos con los que el agua pasa a través de nosotros.
Marussia Whately Arquitecta y urbanista, coordinó la Aliança pela Água (Alianza por el Agua) durante la crisis hídrica de São Paulo. Es directora ejecutiva del Instituto Água e Saneamento - IAS (Instituto Agua y Saneamiento).